sábado, 20 de enero de 2018

PASANDO LA HOJA / Dolor para la reflexión


MANUEL ISIDRO MOLINA
La ligereza del venezolano volvió a encandilar la escena política nacional e internacional, a propósito del cerco y enfrentamiento que dio como resultado la muerte de al menos 9 venezolanos en la parroquia El Junquito del Distrito Capital, Caracas. El lunes 15 de enero, realidad violenta, mediática y política se mezclaron explosivamente para confusión general de la población, que todavía se debate entre hechos ciertos, mentiras, omisiones y especulaciones anímicas hasta de impotencia.

Nunca dudé de las temerarias acciones de Oscar Pérez, quien días después del asesinato –supuestamente por atraco- de uno de sus hermanos en Caracas, decidió alzarse contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, haciendo lo que mejor sabía hacer: conducir un helicóptero del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) –secuestrado en el aeropuerto La Carlota, por supuesto-, sobrevolar Caracas y atacar a tiros y con una granada que no explotó al Tribunal Supremo de Justicia y al Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Salvo por lo insólito del ataque y su espectacularidad “cinematográfica”, pues no tuvo otras consecuencias que una ola especulativa que incluyó la parte de quienes calificaron los hechos como “pote de humo del gobierno… montada por el G2 cubano”.

Desde aquel 27 de junio de 2017, se supo de las inconsistencias de OP, su evidente soledad, sin arraigo social ni político, aunque con valentía y decisión de sacrificio personal en su nuevo propósito de contribuir a derrocar al gobierno. El lunes 18 de diciembre pasado, OP dirigió el asalto incruento al comando de la Guardia Nacional Bolivariana en Laguneta de La Montaña, parroquia San Pedro de Los Altos, estado Miranda, donde controlaron y maniataron a los efectivos militares y sustrajeron 20 fusiles AK103, 3 pistolas y municiones de ese componente militar, que resultó humillado y desconcertado. Ya era deducible mayor articulación y apoyo logístico, a pesar de los esfuerzos de inteligencia y persecución a esa célula subversiva por parte de los organismos policiales y militares.

La madrugada del lunes pasado, casualmente día de presentación del mensaje presidencial ante la Asamblea Nacional Constituyente, ocurrió lo que era perfectamente previsible: cerco de los subversivos encabezados por OP, enfrentamiento a tiros y violento desenlace con pérdida de vidas humanas, heridos y varios privados de libertad.

Los detalles verdaderos no se conocerán, al menos en estos días. La opacidad del gobierno y el manejo abusivo del sistema de justicia impiden conocer “oficialmente” lo ocurrido: pocos confían en la palabra gubernamental –ligera y mañosa-, sea en boca de Nicolás Maduro, del ministro Reverol o del constituyente Cabello, el más agresivo y desconsiderado, envuelto en sus empaques de vicepresidente del PSUV, jefecillo militar sin rango ni conocimientos que lo acrediten y comentarista de una televisión pública secuestrada por el sectarismo y la indignidad.

Lamento la muerte inútil de estos venezolanos, subversivos y policías, a quienes nunca llamaré “terroristas” –como mal dice el gobierno- ni “esbirros”  -como mal dice el variopinto coro que denuncia “masacre”. Mis condolencias a sus familiares y amigos verdaderos, a quienes les conocieron y comprendieron sus motivaciones. Mis condolencias al pueblo venezolano –yo incluido- por tanta insensatez, violencia y abuso de poder en este estadio corrompido y lamentable que vive la patria.

Alguna utilidad tendrá este doloroso episodio, si motiva una reflexión colectiva que supere el odio inoculado desde 1998 hasta hoy, por la intolerancia política, la codicia y el hundimiento moral; y contribuya a encontrar la ruta para la reconstrucción integral de Venezuela, país-sociedad que no merece estos lodos ni estos sufrimientos que nos agobian, maltratan y humillan.



·      EL SECUESTRO GUBERNAMENTAL de los cadáveres de los siete integrantes de la célula subversiva dirigida por Oscar Pérez, fallecidos en El Junquito el pasado lunes 15 de enero, constituye abuso de poder y desvío de la justicia.

·      EL PERSONAL FORENSE ORDINARIO DE LA MORGUE DE BELLO MONTE fue totalmente suplantado: los médicos de planta fueron sustituidos por forenses de justicia militar, ¿por qué?

·      LOS FAMILIARES DE LOS FALLECIDOS tienen derecho a retirar los cuerpos y disponer las honras fúnebres, después de conocer los respectivos informes forenses, cuya importancia judicial es clave.

·      LA OLA ESPECULATIVA ha tomado ribetes criminales contra la población inerme. No hay en Venezuela, presupuesto familiar que alcance esa loca carrera delictiva y codiciosa por parte de acaparadores, distribuidores y expendedores de alimentos, bienes de consumo masivo y medicamentos, varios de cuyos rubros superan unitariamente el salario mínimo y hasta el bono de alimentación decretados por el gobierno.

·      PARA NO REDUNDAR EN LISTAS DE PRECIOS conocidas, les cuento que una motocicleta TX 200 Empire original tiene un precio “mixto” de venta al público de Bs. 50.000.000 (cincuenta millones de bolívares) más $ 840 (ochocientos cuarenta dólares). No entendí esos precios al público, pregunté y me explicaron: “El cliente tiene que cancelar la moto en bolívares y dólares… Ese es el plan que tenemos”.

·      ¿DE QUÉ PAÍS NOS HABLÓ EL PRESIDENTE MADURO, EL LUNES 15? Mintió y omitió realidades, premeditadamente, sobre una Venezuela destrozada, hambrienta, enferma y desesperanzada, agobiada.

·      EL HUNDIMIENTO DE LA ECONOMÍA sigue su curso después de cuatro años seguidos de caída del producto interno bruto (PIB), con un crecimiento de precios demencial que castiga brutalmente a la familia venezolana, sin que se vean intentos serios por parte del gobierno, los empresarios y la ciudadanía de revertir tan nefasta tendencia.

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