lunes, 17 de junio de 2013

VÍCTOR ÁLVAREZ / “La tragedia de Venezuela es la sobrevaluación del bolívar"

Por MANUEL ISIDRO MOLINA
Fotos: JESÚS CONTRERAS


“La tragedia de Venezuela no es la devaluación del bolívar sino su sobrevaluación; ese es el gran problema que ha tenido la economía venezolana por un manejo muy rígido de la política cambiaria”, expresó Víctor Álvarez Rodríguez.

Desde el punto de vista de este economista trujillano, si bien, luego del golpe de estado del 11 de abril de 2002 y la huelga empresarial y el “sabotaje petrolero” de diciembre de 2002 a febrero de 2003, se justificó plenamente el control cambiario en Venezuela, “esa política se ha prolongado demasiado en el tiempo, y se ha rigidizado”, fenómeno que se expresa en “la política de anclaje cambiario, que es lo que más daño ha hecho, porque cuando se deja congelado el precio de la divisa, mientras los demás precios de bienes y servicios suben, eso provoca un fenómeno muy pernicioso en cualquier economía, que es la sobrevaluación del tipo de cambio, un subsidio al dólar y a las importaciones”.

-¿Una economía de puertos?

-Claro, porque efectivamente, los productores del campo y los productores industriales han visto que es mucho más rentable para ellos, armar la carpeta de Cadivi, solicitar los dólares subsidiados, que se venden a un tercio o veinticinco por ciento de lo que dice el mercado, que producir en el país. Eso ha castigado enormemente la producción nacional.

-¿Cuál es el justiprecio del dólar en cuanto a la paridad del bolívar?

-El precio oficial está muy sobrevaluado, y la tasa en el mercado paralelo está muy subvaluada.

-Seis treinta (Bs. 6,30) y treinta bolívares (Bs. 30)…

-El precio real no es ni el uno ni el otro, está en un intermedio. La única subasta que se hizo dio un precio…

-Doce bolívares por dólar…

-Pudiera estar por ahí, pero hay dos distorsiones. ¿Qué es lo que yo le he venido planteando al gobierno? Ir de la simple administración de las divisas provenientes de la renta petrolera, a un manejo mucho más inteligente de la política cambiaria. En primer lugar, abandonar la política del anclaje cambiario: Ojo, no estoy diciendo que se elimine el control de cambio; eso es inviable, no tiene sentido desde el punto de vista político ni del social ni del económico.

-¿Qué entiende por “uso inteligente de la política cambiaria”?

-Fortalecer el control de cambio a través de estas tres decisiones: Primera, abandonar el anclaje cambiario; no se puede seguir atornillando el precio del dólar durante largos períodos.

-¿Flexibilizar la paridad oficial?

-El tipo de cambio a 2,15 (bolívares por dólar) se mantuvo anclado durante cinco años; se vino a hacer una corrección de esa enorme sobrevaluación, ya en el año 2010; pasó de 2,15 a 4,30, lo que equivale a una maxidevaluación del cien por ciento; y, por supuesto, en una economía que se ha hecho tan dependiente del componente importado, todo se encarece y vienen los auges inflacionarios provocados por esa medida de maxidevaluación, que a su vez es causada por esa política de anclaje cambiario, utilizada como política antiinflacionaria, que si bien dio sus resultados, luego dio claros síntomas de agotamiento.

Víctor Álvarez considera que esa “economía de puertos es un rasgo de la economía rentista, aquella que utiliza el ingreso que obtiene por la exportación de un recurso natural (petróleo) para comprarle al resto del mundo, lo que bien pudiera estar produciendo internamente”.

-El segundo elemento tiene que ver con la necesidad de estimular fuentes de divisas no petroleras –explica-, fomentar un aparato productivo que diversifique las exportaciones con base en un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad de la agricultura y de la industria.
En ese contexto, propone que “se autorice a los exportadores a participar directamente en la subasta, para que en vez de recibir 6,30 por dólar, reciban un cambio superior que le rinda para cubrir todos los costos internos, que no dejan de subir en un país donde se ha instalado una inflación que prácticamente es endémica”.

-¿Y la tercera?

-Perfeccionar el mecanismo de subasta no poniendo a todos los sectores a competir por el mismo cupo de divisas. Si realmente se quiere desestimular las importaciones, dejar de ser una economía de puertos, rentista, importadora, para transformarla en una economía productiva y exportadora, tienes que fijar un tipo de cambio que desaliente las importaciones, un tipo de cambio más caro; y tienes que facilitar el desarrollo de la industria y la agricultura con un tipo de cambio que permita la adquisición de maquinaria, equipos, tecnologías e insumos. Habría que habilitar una mesa de subasta con un tipo de cambio “acelerado”, se lleva la divisa quien mejor la pague.

-Eso sería una subasta clásica…

-Eso va a ir definiendo una banda máxima, ir construyendo un sistema de flotación de precios de la divisa entre dos límites: La banda máxima determinada por la subasta a los importadores; y otra mesa de subasta para la industria y la agroindustria, donde se lleva la divisa quien proponga un precio lo más cercano al tipo de cambio oficial. Eso nos da el piso y el techo de fluctuación del dólar, y se va a mantener el tipo de cambio oficial para importaciones esenciales, alimentos, medicinas y productos básicos que todavía no se produzcan en el país.

-¿Dónde quedan las mafias financieras o empresas de maletín que han denunciado el ministro Jorge Giordani y Edmee Betancourt, presidenta del Banco Central de Venezuela, y que efectivamente tienen vinculaciones con factores de las finanzas públicas?

-El principal incentivo de esa insaciabilidad o ninfomanía del dólar, lo ofrece la propia política cambiaria, vendiendo una divisa a un precio irrisorio de 6,30 mientras el mercado dice que cuesta tres o cuatro veces más. Ese es un caldo de cultivo para que los inescrupulosos y quienes viven de hacer negocios sucios, vean cómo descubren el camino para echarle mano a parte de la renta petrolera. Hay que diferenciar esas prácticas perversas, delictivas, criminales de los requerimientos reales de un aparato productivo que necesita las divisas.

Comparte la preocupación general por los “retrasos de Cadivi” que superan los sesenta y noventa días, que son plazos en el suministro a crédito de los proveedores internacionales, “y ahí se les ha trancado el juego… y la responsabilidad de esa distorsión es la propia política cambiaria. Si no flexibilizamos la política cambiaria, si no hacemos un uso inteligente de la política cambiaria y si no propiciamos la generación de divisas no petroleras, la presión que se va a ejercer sobre la oferta de divisas será mayor.

-¿Eso revela que estamos siendo más dependientes de la renta petrolera?

-La economía venezolana se ha hecho más rentista. De cada 100 dólares que ingresan al país, 96 los pone el petróleo.

-Es insignificante la exportación no petrolera…

-Las exportaciones no petroleras han venido cayendo de manera sostenida. Paradójicamente, el éxito de la política petrolera venezolana, que se tradujo en una mejor remuneración al precio del petróleo, el aumento de las regalías de 1 al 33 por ciento, en el caso de la faja petrolífera del Orinoco; y la obligación que se impuso a las filiales de PDVSA en el exterior, de remitir dividendos al país, se convirtieron en un torrente, un deslave de recursos que generó todo este problema, por el manejo que se hizo. Esa mentalidad rentista está muy arraigada, muy sembrada en el imaginario venezolano: Me refiero a la dirigencia política, a la dirigencia empresarial, a la actitud paternalista y clientelar.

-¿Esto no implica un balance negativo de estos catorce años, desde 1999 para acá?

-No es un problema de estos catorce años. La cultura rentista es un problema desde que inició la explotación petrolera. Es la maldición de la abundancia.

-¿No sería, más bien, la “maldición” de la administración de la abundancia? Es como decir “el petróleo, excremento del diablo”, una de las pocas ideas de Pérez Alfonzo con las que no estuve de acuerdo…

-Claro, pero es una de las representaciones. ¿Cómo se interpreta la “maldición de la abundancia”? En esa propensión a satisfacer necesidades, no con el esfuerzo productivo en el campo y en la industria, sino apelando a los recursos para importar. Esa abundancia ha desbordado la capacidad administrativa y gerencial del estado venezolano, que se ha visto tentado por malas prácticas administrativas y apelando a los recursos para encubrir las ineficiencias, que quedan camufladas en ese contexto de abundancia, donde los objetivos y metas se cumplen, pero a un  precio demasiado alto.

-El presidente Nicolás Maduro ha negado una posible devaluación de 6,30 a 9,60. ¿Eso, no niega la posibilidad de la flexibilización?

-Una devaluación siempre tiene un costo político muy elevado. El ajuste cambiario que se hizo en febrero (46,5%, de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar) tuvo un impacto en la merma de votos que tuvo Nicolás Maduro, el 14 de abril, en comparación con la votación que obtuvo Chávez, el 7 de octubre de 2012. Eso sería suicida (hoy). Lanzar una devaluación este año, sería perder la mayoría de las alcaldías, porque ya sabemos que el 8 de diciembre se eligen alcaldes y concejales.

-¿Cuál es su recomendación?

-Que hay otro margen de corrección de déficit (15% del PIB), que bien explicado al país, al pueblo, sería mucho mejor recibido y hasta aplaudido. Por ejemplo, el caso del precio de la gasolina, que ya es una señal de mala administración de un recurso. El exagerado subsidio a la gasolina induce a un consumo irracional.

-Mientras más cara esté la divisa, menos vale la gasolina…

-La pérdida que tiene PDVSA con el subsidio de la gasolina comparado con el costo de producción, llega a 7.500 millones de dólares al año, según cifras de la propia gerencia de comercialización de la empresa; y si lo comparamos con los precios internacionales, llegan esas pérdidas a 17.000 millones de dólares. Si se le dijera al país, que los recursos que genere la sinceración de los precios de la gasolina (al costo de producción) se utilizarán para modernizar y ampliar la flota de transporte público en todo el país, por ejemplo, la gente entendería, ovacionaría.

-¿Por encima del síndrome “27 de Febrero”?

-La dirigencia política es presa de un tabú, un mito, que si se aumenta el precio de la gasolina, ese sería el detonante inmediato de una revuelta popular. Lo fue en el año 1989, porque esa medida se tomó en un contexto de otras medidas tremendamente antipopulares… el pueblo estaba vapuleado por medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional, y el aumento de la gasolina fue el detonante. Pero, hoy día, que el pueblo ha recibido el beneficio de las misiones sociales, que ha recibido la gracia de la inversión social que ha hecho PDVSA, en estas condiciones, el aumento del precio de la gasolina, destinando esos recursos adicionales a las políticas sociales, sería más bien una bendición para esos sectores que sufren el rigor de tener que transportarse en esas unidades deplorables.

-¿El cuadro de confrontación política nacional, permitiría una política como esa, que flexibilizaría el precio del dólar, racionalizaría el precio de la gasolina? ¿Permitiría un consenso nacional que facilitara esa aplicación?

-Este tipo de decisiones tiene que ser sometido a un referendo consultivo nacional. Lo que no podemos seguir permitiendo es que decisiones como éstas, se sigan tomando entre gallos y media noche, anunciándoselas al país antes de carnaval o de un “puente”. Los correctivos hay que explicárselos al país, una labor educativa, de concientización.

-¿Por qué el IVA no se mueve?

-La necesidad de racionalizar el gasto y generar recursos adicionales no tiene que ser por la vía de esos impuestos tremendamente injustos que se aplican a todos por igual, independientemente de sus niveles de ingreso. Si tú recaudas más por impuesto sobre la renta, puedes aliviar la carga de un impuesto regresivo como es el IVA. La reducción del IVA supone que tienes que generar ingresos por otro lado. Lo que no puedes seguir haciendo es aplicar devaluaciones únicamente con fines fiscales.

-¿Hay dogmatismos, hay temores?

-Hay dogmatismo y falta de creatividad, falta de innovación. Creo que ha habido un desconocimiento y hasta un desprecio por el estudio, la comprensión y el respeto de las leyes que rigen la dinámica económica. El presidente Maduro debería convocar un consejo asesor de profesionales de la economía (sugirió algunos nombres que se omiten, por razones obvias) para analizar a fondo la problemática económica.

-Pero permanecen en la cuneta…

-No hay cómo, porque hay un  desprecio al conocimiento.

-Si el presidente Maduro lo llama por teléfono y le pide una recomendación, ¿qué le diría?

-Que consulte, que analice varias alternativas, que evalúe ventajas y desventajas, y sobre la base de esa consulta tome las decisiones que más convengan al interés nacional. Muchas de las decisiones que hay que tomar, no son decisiones menudas, son de alto impacto. Hay que hablarle claro al país, no se le puede seguir diciendo que todo va bien, que la responsabilidad de estos desajustes y desequilibrios es parte de una “conspiración” o de un movimiento empresarial “perverso” que quiere desestabilizar.

-¿Vivimos un aquelarre, mucho diablo suelto?

-Yo creo que vivimos una época en que de este desorden que estamos viendo, de este caos económico de estancamiento con inflación, que puede repercutir en un aumento del desempleo, tiene que surgir el nuevo orden.

-¿No estamos en riesgo de pasar a un estadio de decrecimiento con inflación, que sería peor?

-Ya la meta inflacionaria del año, que era 16 %, se descalabró. Si el gobierno quiere resultados diferentes, tiene que tomar decisiones diferentes.



Dos planteamientos clave

REFORMA FISCAL: "Antes de imponer otro impuesto cambiario con una nueva devaluación, propondría adelantar una reforma fiscal que mejore la contribución de los sectores que más ingreso obtienen.  Países con tradición neoliberal como Colombia y Chile, que tienden a favorecer con exenciones y exoneraciones  al capital, recaudan a través de impuestos un equivalente el 30% del PIB. Pero en Venezuela el ingreso fiscal no petrolero, como porcentaje del PIB, apenas es del 15%."

INDUSTRIALIZACIÓN SOCIALISTA: "Le recomendaría (al gobierno del presidente Nicolás Maduro) dejar de importar lo que podemos producir aquí a través del impulso a la industrialización socialista, entendida ésta como un proceso sustentado en diferentes formas de propiedad social, nuevos principios para la justa remuneración del trabajo, la inversión social de los excedentes, el uso intensivo de información y conocimientos científicos y tecnológicos, la preservación del ambiente y el desarrollo armónico de las regiones. Este esfuerzo no puede quedar tapiado en el alud de importaciones que se hacen con un dólar oficial subsidiado y debe ser apoyado por el Estado, a través de incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales, capacitación productiva, asistencia técnica y fortalecimiento de las capacidades tecnológicas. Sólo así, será posible impulsar un nuevo tipo de desarrollo industrial en armonía con la naturaleza, capaz de asegurar la producción de los bienes que se requieren para satisfacer plenamente las necesidades básicas y esenciales de la sociedad".    



Perfil

NACIMIENTO:  Valera, estado Trujillo, 07.04.1960

Economista egresado de la Universidad de La Habana. Máster en Planificación del Desarrollo, CENDES-UCV. Postgrado en Gerencia Pública,  IVEPLAN. Postgrado en Gerencia de Ciencia y Tecnología, Universidad CARLOS III, Madrid.

Cargos en el gobierno del presidente Hugo ChávezMinistro de Industrias Básicas y Minería; presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG); director de PDVSA; presidente del Banco de Comercio Exterior; viceministro de Industrias; director del Consejo de Desarrollo Industrial.

Ha sido docente en la UCV e Iveplan. Dicta cátedra de Procesos sociopolíticos y de cooperación alternativos en postgrado del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y es investigador del Centro Internacional Miranda (CIM).


Obra publicada: Venezuela: ¿Hacia dónde va el modelo productivo?, Del Estado Burocrático al Estado Comunal, y Claves para la Industrialización Socialista. Está terminado un nuevo libro: "Lo que no debe heredar del siglo XX el socialismo del siglo XXI".

@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com